Su fundador, un comerciante y migrante de origen español, logra un año después, adquirir “Pan El Fresno”, donde consolida la venta de pan tradicional mexicano.
Para 1943 adquiere la panificadora “La Universal”, ubicada en la Calle de Lirio, donde en un principio se vendía exclusivamente pan blanco y bizcochos tradicionales.
Se amplia el giro de “La Universal” con una línea completa de pastelería, la cual tuvo una gran aceptación por la calidad de sus materias primas, su presentación y los precios competitivos, dando así oportunidad de vender a diferentes restaurantes, banquetes y eventos.
La primera sucursal de la matriz con nombre de “La Universal”, fue la tienda ubicada en Churubusco, donde se logró tener presencia de la marca en el sur de la Ciudad.